Quito, 17 de agosto de 2016
CIRCULAR DE HNA. BLANCA CLEMENCIA VELA BADILLO
El día 17 de Agosto del 2016 a las 18 horas, nuestra querida hermana se durmió en los brazos del Padre Celestial.
La hna. Clemencia Vela Badillo, fue hija de los señores: Luis Ezequiel Vela y Lucrecia Badillo maestros por vocación, que formaron una familia cristiana con un profundo compromiso en el amor a Dios y al prójimo.
A consecuencia de los servicios que su padre prestaba como Diputado y por otro lado la educación de su numerosa familia se trasladaron a la ciudad de Quito. Clemencia fue la séptima hija y nació en Quito igual que dos de sus hermanos.
Clemencia nació en Quito el 23 de febrero de 1929, fue bautizada el 13 de junio del mismo año, en la Iglesia del Sagrario. La primera comunión la hizo el 14 de mayo de 1938 en el Colegio de Quito-Centro. El sacramento de la confirmación lo recibió el 3 de octubre de 1932 en la Catedral de Quito.
Terminados sus estudios en el Colegio SS.CC. Centro, fue a España a continuar su preparación profesional.
A su regreso de España fue invitada por nuestra Hna. Leticia de Jesús Carrasco, ss.cc. a colaborar en el Colegio SS.CC. Centro como maestra de Literatura, materia que ella amaba profundamente y en la cual se desempeñó con mucha fluidez y profesionalismo.
Tenía 28 años cuando decidió seguir al Señor en la Congregación de los Sagrados Corazones, sus apoyos incondicionales fueron la Hna. Provincial Amalia María de la Riva y Leticia de Jesús Carrasco, su Maestra de Secundaria.
Se desempeñó como hábil maestra en todos los Colegios de los Sagrados Corazones en el Ecuador y como superiora supo ejercer su liderazgo, con una actitud de servicio y entrega en las comunidades de Rumipamba, Cuenca y Guayaquil.
Una difícil tarea Dios le confía en el año 1973: el cuidado de la Provincia del Ecuador como superiora Provincial, fue entonces donde su corazón maternal tomó mayor sentido; solo la oración era su luz y su fuerza, allí encontraba la sabiduría necesaria para responder día a día, lo que el Señor le iba pidiendo a través de las circunstancias, las necesidades de sus hermanas y de los gritos de una sociedad que cada vez exigía un mayor compromiso.
Tenía gran amor y fidelidad a la Adoración, su vida contemplativa fue plena, la reflexión del Evangelio le ayudó a madurar en su fe y sintió la necesidad del despojo, de un amor más universal para hacer la voluntad del Padre con sencillez y amor. Una máxima de la Buena Madre era su motor diario: “Todo por Dios con el único deseo de agradarle”.
Uno de los servicios a los que dedicó buena parte de su vida fue la formación de las jóvenes, guiaba a las novicias con delicadeza y amor, como el gran tesoro que la Congregación le había confiado.
En el noviciado, numerosas formandas recibieron sus sabias enseñanzas, el acompañamiento oportuno y los acertados consejos. De 1987 a 1988 fue a santa Anita como maestra de Junioras.
De 1988 a 1994 fue a Cariamanga como superiora y evangelizadora del Colegio Mariano Samaniego, fue una labor fructífera donde se vivió la Adoración con numerosas personas del sector.
Del año 2000 a 2003 va como superiora de Guayaquil siendo el alma de la evangelización en el Colegio.
Esta hermosa historia de nuestra hermana Clemencia, nos muestra que la vida hay que entregarla al Señor en el servicio a los hermanos, con toda generosidad, que los cargos y servicios son cosas accidentales de la vida y que lo que cuenta es el amor. Ella fue la mujer que hizo del amor su vocación, vivió el carisma en cada una de sus actitudes como madre, amiga y hermana.
Del 2005 al 2016 estuvo en la comunidad de San José de Rumipamba, padeciendo una muy delicada enfermedad que la vivió con paz y serenidad hasta su último suspiro, el 17 de agosto del presente año.
Con la seguridad que ya está gozando de la presencia del buen Dios, a quien tanto amó, les rogamos aplicar por ella las oraciones prescritas en nuestra Congregación.
Gloria Ortiz Beltrán, ss.cc.
Y Hermanas de la Comunidad de San José